Tras una lluvia, cuando el tiempo es agradable, es fácil ver como los caracoles salen a pasear por el huerto o el jardín. Les encanta la humedad y por ello debemos prestar una especial atención a los espacios alrededor de los estanques y lagunas, donde siempre tendremos un mayor grado de humedad aunque no llueva.
Como con la demás fauna del jardín, la presencia de algunos caracoles no debe de alertarnos mientras su población no sea elevada y adquiera la categoría de plaga, ya que entonces si pueden causar daños de importancia sobre la vegetación ornamental del jardín.
Los daños causados por estos caracoles de jardín son básicamente la pérdida de las hojas, brotes y tallos tiernos de las plantas que se producen como consecuencia de su alimentación.
Los caracoles de jardín son muy voraces y pueden llegar a defoliar totalmente una planta herbácea en muy poco tiempo. Y en arbustivas, dañar de tal forma las partes tiernas de sus ramas que les impida la posibilidad de brotación.
Estos daños producidos sobre los tejidos jóvenes y tiernos, son muy preocupantes durante el crecimiento de las plantas de temporada, la brotación de rosales… y por supuesto tras la siembra de cespitosas.
Los caracoles de jardín son un molusco gasterópodo provisto de una concha espiral. Existen diferentes géneros como por ejemplo el Helix pomatia, Helix aspersa, Otala punctata, Achatina fulica, Iberus gualtieranus alonensis, etc. siendo los caracoles más comunes del jardín el Helix aspersa, contando además con sus variantes Helix aspersa media y Helix aspersa máxima en función de sus tamaños.
Son pulmonados y su superficie interior está ricamente vascularizada con su base unida al pie. Tienen una concha globulosa helicoidal y dos pares de tentáculos retráctiles, un par provisto de ojos y el otro táctil.
Centrados en los caracoles de jardín y los estanques, no siempre están activos por la humedad del medio ya que cuando llegan las condiciones desfavorables como bajas temperaturas en invierno o épocas muy secas como en el verano (hemisferio norte), se aletargan sellando su concha para su protección.
Curiosamente, esta protección se destruye cuando el entorno se hace más amigable para él. En España, este reposos se produce desde mediado o finales de otoño hasta el comienzo de primavera (en las zonas cálidas), con un paro intermitente en verano si las temperaturas son muy altas y la humedad baja.
Los caracoles de jardín se multiplican mediante huevos, poniendo alrededor de unas 100 unidades en cada ocasión y pueden llegar a hacerlo con carácter mensual. Los adultos son hermafroditas, por lo que cada individuo produce tanto espermatozoides como óvulos. El motivo de aparearse es porque no pueden auto fecundarse.
Se aparean normalmente durante los períodos lluviosos de primavera y otoño en las zonas templadas, durante la noche y con una duración entre 3 y 7 horas. Una vez fecundados los huevos, realizan un agujero de dos a 4 centímetros en la tierra donde introducen sus huevos. Entre dos y tres semanas después, eclosionan y salen los nuevos caracolillos.
En el caso de que contemos con estanques en los jardines, esta puesta se realizará preferentemente cerca de ellos por varios motivos. Uno porque la humedad es mayor, tanto de la tierra como del ambiente en este microclima. Y otro porque la vegetación reinante alrededor del estanque suele ser más tierna y con períodos de crecimiento más largos.
Es importante saber que los caracoles de jardín cuentan con muchos depredadores naturales como escarabajos, serpientes, sapos, tortugas, ciertas orugas, aves, ciempiés, etc. aunque por falta de presencia de estos en los jardines, su control por este medio es insuficiente para mantener un equilibrio aceptable.
Su control más eficiente es mediante la aplicación de productos helicidas. Suelen estar formulados como cebo, en forma de pequeños gránulos que contienen un atrayente, un apelmazante para evitar que el grano se deforme con la humedad… y el veneno eficaz para su eliminación.
Los helicidas se aplican repartiendo a voleo sobre el jardín una cantidad de gránulos determinado. Normalmente, la dosis se expresa por gramos de producto por metro cuadrado de superficie. ¡Cuidado en el momento de aplicación cerca de los estanques o lagunas! Los gránulos que caigan en el agua ocasionaría la muerte de la fauna acuática.Tras una lluvia, cuando el tiempo es agradable, es fácil ver como los caracoles salen a pasear por el huerto o el jardín. Les encanta la humedad y por ello debemos prestar una especial atención a los espacios alrededor de los estanques y lagunas, donde siempre tendremos un mayor grado de humedad aunque no llueva.
Como con la demás fauna del jardín, la presencia de algunos caracoles no debe de alertarnos mientras su población no sea elevada y adquiera la categoría de plaga, ya que entonces si pueden causar daños de importancia sobre la vegetación ornamental del jardín.
Los daños causados por estos caracoles de jardín son básicamente la pérdida de las hojas, brotes y tallos tiernos de las plantas que se producen como consecuencia de su alimentación.
Los caracoles de jardín son muy voraces y pueden llegar a defoliar totalmente una planta herbácea en muy poco tiempo. Y en arbustivas, dañar de tal forma las partes tiernas de sus ramas que les impida la posibilidad de brotación.
Estos daños producidos sobre los tejidos jóvenes y tiernos, son muy preocupantes durante el crecimiento de las plantas de temporada, la brotación de rosales… y por supuesto tras la siembra de cespitosas.
Los caracoles de jardín son un molusco gasterópodo provisto de una concha espiral. Existen diferentes géneros como por ejemplo el Helix pomatia, Helix aspersa, Otala punctata, Achatina fulica, Iberus gualtieranus alonensis, etc. siendo los caracoles más comunes del jardín el Helix aspersa, contando además con sus variantes Helix aspersa media y Helix aspersa máxima en función de sus tamaños.
Son pulmonados y su superficie interior está ricamente vascularizada con su base unida al pie. Tienen una concha globulosa helicoidal y dos pares de tentáculos retráctiles, un par provisto de ojos y el otro táctil.
Centrados en los caracoles de jardín y los estanques, no siempre están activos por la humedad del medio ya que cuando llegan las condiciones desfavorables como bajas temperaturas en invierno o épocas muy secas como en el verano (hemisferio norte), se aletargan sellando su concha para su protección.
Curiosamente, esta protección se destruye cuando el entorno se hace más amigable para él. En España, este reposos se produce desde mediado o finales de otoño hasta el comienzo de primavera (en las zonas cálidas), con un paro intermitente en verano si las temperaturas son muy altas y la humedad baja.
Los caracoles de jardín se multiplican mediante huevos, poniendo alrededor de unas 100 unidades en cada ocasión y pueden llegar a hacerlo con carácter mensual. Los adultos son hermafroditas, por lo que cada individuo produce tanto espermatozoides como óvulos. El motivo de aparearse es porque no pueden auto fecundarse.
Se aparean normalmente durante los períodos lluviosos de primavera y otoño en las zonas templadas, durante la noche y con una duración entre 3 y 7 horas. Una vez fecundados los huevos, realizan un agujero de dos a 4 centímetros en la tierra donde introducen sus huevos. Entre dos y tres semanas después, eclosionan y salen los nuevos caracolillos.
En el caso de que contemos con estanques en los jardines, esta puesta se realizará preferentemente cerca de ellos por varios motivos. Uno porque la humedad es mayor, tanto de la tierra como del ambiente en este microclima. Y otro porque la vegetación reinante alrededor del estanque suele ser más tierna y con períodos de crecimiento más largos.
Es importante saber que los caracoles de jardín cuentan con muchos depredadores naturales como escarabajos, serpientes, sapos, tortugas, ciertas orugas, aves, ciempiés, etc. aunque por falta de presencia de estos en los jardines, su control por este medio es insuficiente para mantener un equilibrio aceptable.
Su control más eficiente es mediante la aplicación de productos helicidas. Suelen estar formulados como cebo, en forma de pequeños gránulos que contienen un atrayente, un apelmazante para evitar que el grano se deforme con la humedad… y el veneno eficaz para su eliminación.
Los helicidas se aplican repartiendo a voleo sobre el jardín una cantidad de gránulos determinado. Normalmente, la dosis se expresa por gramos de producto por metro cuadrado de superficie. ¡Cuidado en el momento de aplicación cerca de los estanques o lagunas! Los gránulos que caigan en el agua ocasionaría la muerte de la fauna acuática.