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Jardines del mundo: Jardín Botánico de Santa Catalina

Un entorno privilegiado como es el de la Sierra de Badaya fue oculto durante años como un tesoro. En las ruinas del Monasterio de Santa Catalina, las hiedras, los musgos líquenes y otros elementos naturales aprisionaron la piedra para que no cayera y mantuviera su gallardía. Mucho tiempo tuvo que pasar para que la naturaleza hiciera su trabajo y el ojo del hombre se percatara de lo singular de este rincón. Hoy se ha convertido en el Jardín Botánico de Santa Catalina abierto para que el visitante disfrute de la combinación de la historia y la botánica.

En su recorrido se puede disfrutar de las plantas autóctonas y de diferentes especies traídas de lugares más o menos lejanos como las araucarias chilenas, helechos arbóreos de Nueva Zelanda, cactus argentinos, un olivo milenario, entre otros.

Jardines del mundo: Botànic Cullera

La ciudad costera de Cullera (Valencia) cuenta con numerosos atractivos, entre ellos no hay que dejar pasar la visita al jardín botánico Botànic Cullera.



El Botànic Cullera es una institución de carácter privado, comprometida con la divulgación del ecologismo, la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático. El recinto ajardinado cuenta con una extensa colección botánica que comprende más de 2.500 especies vegetales distribuidas entre sus 22.000 m2 de zona ajardinada.


El jardín cuenta con más de 150 especies diferentes de palmáceas y más de 50 variedades de Cycas, Zamias, Dioones, Macrozamias y Encephalartos, junto a una gran colección de plantas autóctonas, cactáceas, aromáticas y arbóreas. Un paseo entre toda esta vegetación se convierte en un placer para los sentidos, donde disfrutar de la biodiversidad que nos rodea y escuchar el ritmo pausado de la vida, la flora y la fauna.

Nada de ruido, nada de estrés. El lugar perfecto para disfrutar con la familia y acercar a los estudiantes a la naturaleza. Donde sentir el peso de nuestra propia historia al entrar en la Masía del siglo XIX que ha sido restaurada para albergar el Museo Etnológico; muestra de aperos y utensilios tradicionales empleados antiguamente en las explotaciones agrícolas de la zona.

Saborear el momento de perderse por sus 3 km de caminos y respirar sus aromas nos dará la sensación de haber entrado en un autentico edén. Durante el paseo iremos descubriendo sus diferentes zonas; las dedicadas a especies hortícolas y frutales tropicales, el cactarium y una de sus partes más bonitas; el lago de palmeras del mundo.

Disponen de una Aula Verde a disposición de los Colegios para que sus visitas se completen con un mayor acercamiento de la naturaleza a los estudiantes; donde puedan conocer las diversas especies vegetales, sus características y peculiaridades.

Jardines del mundo: Botanischer Garten und Botanisches Museum Berlin-Dahlem

El jardín botánico se desarrolló entre el siglo XIX y el XX gracias a la obra de Adolf Engler, que hizo de él uno de los más ricos y destacados del mundo. El jardín, que se extiende sobre una superficie de más de 40 hectareas, posee más de 22.000 especies diversas procedentes de todo el mundo, entre las que se destaca un excepcional núcleo de especies tropicales acogidas en el Grosse Tropenhaus, un gigantesco invernadero de vidrio en el que se reproducen las condiciones climáticas características de la selva pluvial. Cerca de una de las dos entradas, el Botanische Museum, dotado de un riquísimo herbario y de una excelente biblioteca especializada, ilustra a través de detalladísimos dioramas la evolución de las especies botánicas en la tierra.



El Botanischer Garten está gestionado por la Freie Universität. La casa de los cactus, es una de sus bazas junto con el invernadero descomunal (Grosse Tropenhaus: 25m de altura, 30m de anchura y 60m de longitud): no existe otro más grande en ninguna parte. Mantiene dentro temperatura tropical y humedad garantizada para los bambúes gigantes que llegan hasta el techo.


Los Jardines Botánicos

Los jardines botánicos del latín hortus botanicus, son instituciones habilitadas por un organismo público, privado o asociativo (en ocasiones la gestión es mixta) cuyo objetivo es el estudio, la conservación y divulgación de la diversidad vegetal. Se caracterizan por exhibir colecciones científicas de plantas vivas, que se cultivan para conseguir alguno de estos objetivos: su conservación, investigación, divulgación y enseñanza.

En los jardines botánicos se exponen plantas originarias de todo el mundo, generalmente con el objetivo de fomentar el interés de los visitantes hacia el mundo vegetal, aunque algunos de estos jardines se dedican, exclusivamente, a determinadas plantas y a especies concretas:
  • Arboretum: dedicado a las colecciones de árboles
  • Palmetum: dedicado a las colecciones de palmeras
  • Alpinum: dedicado a las plantas de los Alpes y, en general, a las especies de la alta montaña.
  • Fruticetum: (del latín frutex, -icis, arbolillos): dedicado a las colecciones de arbustos y arbolillos.
  • Cactarium: un jardín dedicado a las colecciones de Cactus y, más generalmente, a las plantas que crecen en los desiertos.
  • Orchidarium: un jardín dedicado a las colecciones de orquídeas , plantas que pertenecen a la familia Orchidaceae.
  • Jardín conservador: dedicado a la preservación de la diversidad biológica y genética, a la conservación de las especies frutales ya existentes, o recientes.
  • Jardín etnobotánico: dedicado a las plantas que tienen una relación directa con la existencia del hombre
  • Jardín ecológico: dedicado al estudio de las especies vegetales y la relación existente entre ellas y el medio en el que se desarrollan.
  • Jardín botánico específico dedicado a una Flora local: dedicado al estudio de la vegetación propia de una región.
  • Carpoteca : Colección de frutos clasificados, usada como material para el estudio de la botánica.
  • Xiloteca: Colección de maderas clasificadas, usada como material para el estudio de la botánica.
  • Herbario: Colección de plantas secas clasificadas, usada como material para el estudio de la botánica.
  • Index Seminum
Los jardines botánicos disponen, casi siempre, de unas instalaciones adecuadas para la conservación de las especies exóticas que no se adaptan bien a un clima local. Entre otros pueden hallarse:
  • Los invernaderos cálidos, para las plantas tropicales, invernaderos que mantienen una atmósfera seca, disponen de equipamientos que corrigen los factores climáticos locales recreando otro clima para las plantas crasas.
Los invernaderos son unos lugares en los que las plantas mediterráneas, que no soportan bien las tierras muy frías, pasan el invierno en el interior de unas instalaciones relativamente resguardadas de las heladas, proporcionando a las plantas los factores que favorecen su desarrollo: aire, humedad, calor, luz, etc.

Castaños del Temblar

Los Castaños del Temblar, son un conjunto de cinco castaños monumentales situados en un antiguo huerto abancalado junto al Arroyo del Temblar en el municipio de Segura de Toro (Cáceres).
Hondonero

Árbol monumental Hondonero 

El ejemplar más destacado es el denominado Hondonero, situado en la parte más baja de la finca, de ahí su nombre. Con una altura total de 25 m. tiene un perímetro de tronco a 1,30 m. de 7,8 m., un diámetro máximo de copa de 25,6 m. y una edad estimada de 700 años. Puede considerarse el castaño (Castanea sativa) más valioso de Extremadura.
Castaños del Temblar

Árboles monumentales Castaños del Temblar 

Aguas arriba del arroyo se sitúa el denominado Castaño del Arroyo, que es el ejemplar más viejo de estos castaños con unos 800 años. Más retirados del arroyo se sitúan El Bronco, con su tronco en espiral y El Retorcío con su tronco formado por gruesos paquetes de fibras que van girando dándole un aspecto muy característico. Por último, en la parte más alta de la finca se encuentra El Menuero, que por estar más alejado del arroyo, da las castañas más menudas.

Parque botánico Las Lagunas de Ruidera

Este conjunto está formado por quince lagunas de aguas trasparentes e intenso color azul turquesa y constituyen un complejo sistema lagunar a lo largo de 30 kilómetros. El parque natural de Las Lagunas de Ruidera se encuentra en los límites de las provincias de Ciudad Real y Albacete dentro de la comunidad de Castilla La Mancha (España). Sin duda es un paraje de gran belleza con singularidades paisajísticas y geológicas.
Parque natural de las lagunas de Ruidera
El Parque natural de Las Lagunas de Ruidera, de clima mediterráneo templado, aporta una nota de frescor y casi de irrealidad en la Mancha llana y seca. Sus quince lagunas se rebosan e inundan unas a otras formando cascadas y saltos debido a formaciones geológicas como las barreras travertínicas, siendo uno de los rasgos más característico de este parque natural.
Declarada como parque natural en el año 1979 por el Gobierno de Castilla-La Mancha, Ruidera alberga en sus 3.772 hectáreas una sorprendente riqueza biológica con gran diversidad de especies animales y plantas, montés de encinares y sabinares, sotos, arboledas de álamos, y vegetación palustre como la Masiega o la Enea.
Parque natural de las lagunas de Ruidera
Destacar que Ruidera también es Reserva de la Biosfera de La Mancha húmeda desde el año 1981 y fue declarada zona de especial protección para las aves en 1988.
Por sus peculiares climáticas y hidrogeológicas conforma un ecosistema de gran riqueza y diversidad botánica, abarcanco un sinfín de comunidades vegetales, que va desde la vegetación propia de los ambientes secos y mediterráneos del Campo de Montiel, con mesetas y extensiones esteparias, pasando por distintos ambientes con especies rupícolas, propias de los roquedos y cortados calizos que conforman el Valle del Guadiana, sotos y bosques de galería, vegetación palustre de las orillas de las lagunas, y las formaciones vegetales de los fondos lagunares con gran diversidad de algas sumergidas.
El humedal lo conforma sus lagunas, destacando la vegetación palustre que suele encontrarse bordeando la mayoría de las lagunas, una banda de vegetación emergente, más o menos ancha según la naturaleza de la laguna, volumen embalsado y períodos de inundación. La vegetación emergente está formada en su mayoría por masiega (Cladium Mariscus), carrizales (phragmites australis), eneares (thypa dominguensis, Thypha latifolia) y juncos (Scirpus lacustris).
Parque natural de las lagunas de Ruidera
Bajo el agua se encuentra una gran diversidad de especies de algas entre las que se encuentran la Chara vulgaris, Chara hispida, Chara major Jopozorra (Myriophylum verticillatum) y el Potamogetum pectinatus. Es de destacar la existencia de una pequeña planta acuática, llamada Utricularia australis, pequeña planta carnívora de flores amarillas, que con unos pequeños “utriculos” o bolsas, captura pulgas de agua, de donde obtiene los nutrientes que necesita.
Bordeando las lagunas de Ruidera, en los fondos de los valles y cortados… encontramos pequeños bosques de galería formados principalmente de árboles de hoja caduca como Álamos negros (Populus nigra) y Álamos blancos (Populus alba), junto con higueras (ficus carica), olmedas, sauces y fresnos, zarzales, y otras especies de arbustos, así como especies de frutales asilvestradas.
Parque natural de las lagunas de Ruidera
Ya en el monte, la vegetación mediterránea reinante en el entorno de Ruidera crea un gran contraste con la vegetación acuática de las lagunas. El monte de Ruidera se encuentra sobre un terreno rojizo y enmarcado en roquedos, formado principalmente de Encina (Quercus rotundifolia). Fruto de las repoblaciones encontramos pinares (P. halepensis), cipreses y otras coníferas, como comunidades más representativas de este paisaje. En altitudes superiores a los 800 ó 950 metros encontraremos cada vez más Sabina Albar (Juníperos thurifera) como especie principal, junto con Enebros (Junipeurs oxycedrus), algunas Encinas (Quercus ilex) aisladas y Coscoja (Quercus coccifera.
Destacar que en aquellos lugares donde la presión del pastoreo se ha visto reducida, la vegetación se ha vuelto a recuperar con tomillares y romerales abiertos, además de aparecer una gran diversidad de arbustos como la Iniesta (cytisus scopairus) el Torvisco (Dafne gnidium), Espinos (Rhamnus lycioides), Retamas (Retama sphaerocarpa), Labiérnagos (phillyrea angustifolia), o Cornicabras (pistacia terebinthus).
Parque natural de las lagunas de Ruidera
Por último, en aquellos lugares formados por la acción del propio río, constituyen ambientes rupícolas de gran interés botánico, donde podemos encontrar diversas especies como pequeños helechos del genero Asplenium, matas de Anthirhinum australes, hierbas como la Xaxifraga tridactylites y otras especies propias de estos suelos calizos.

Jardin botánico en Brooklyn

Fundado en 1910, este oasis se sitúa en el medio de una de las áreas del país más densamente pobladas.La sorpresa se renueva en cada estación, en cada uno de los jardines o rincones que conforman el Botánico. 



El recorrido comienza en el nivel superior, con el renombrado “Museo de Bonsái”, la colección más antigua del país de árboles enanos en macetas. El sendero de la evolución es una fascinante muestra viviente del desarrollo de la naturaleza en un período de más de 3.500 millones de años. Allí también se ubica “La casa acuática” con una muestra de plantas acuáticas tropicales que florecen todo el año en estanques de agua dulce y en contenedores. 

En el nivel inferior se puede apreciar “El pabellón del desierto” (Desert Pavilion) que contiene plantas de distintos desiertos y otras zonas áridas del sudoeste americano y Méjico, así como de los desiertos y montes africanos. El “Pabellón tropical” (Tropical Pavilion) recrea una exuberante selva tropical, con una cascada, un riachuelo y plantas de la cuenca del amazonas, la selva tropical africana y la zona tropical del este de Asia. El pabellón de climas cálidos muestra plantas de China Central, el Mediterráneo, Australia, Asia, el sur de África y la zona occidental de los Estados Unidos. 

Afuera del invernadero se encuentra “La terraza de las piletas de lirios” (Lilly Pool Terrace), compuesta de dos grandes piletas con aproximadamente 100 variedades de lotos sagrados y nenúfares perennes y tropicales, una increíble atracción en los meses de julio, agosto y septiembre. Alrededor de la terraza de las piletas de lirios se ve el “Borde de plantas perennes mixtas” (Mixed Perennial Border), una colección múltiple de más de 100 especies de plantas herbáceas y arbustos de floración estival, y el “Borde de plantas anuales” (Annual Border), un arco iris de tulipanes que florecen en primavera, seguido de plantas anuales en flor. 

Vale la pena el “Paseo de los cerezos” (Cherry Walk) durante fines de abril y principios de mayo.Más de 40 variedades de cerezos orientales en flor convierten al Jardín Botánico de Brooklyn en uno de los mejores sitios para observar cerezos en el mundo, fuera del Japón. También a fines de abril, “La explanada de los cerezos” (Cherry Esplanade) ofrece un espectáculo extraordinario con sus 76 árboles ‘Kwanzan’ en flor. 

Aconsejo subir las escaleras hasta llegar al “Mirador” (Overlook), para disfrutar de una vista panorámica del jardín. De ahí se puede pasar al “Jardín de las hierbas” (Herb Garden) donde se plantaron 300 especies de hierbas medicinales, culinarias, aromáticas y ornamentales en un diseño de nudo isabelino del siglo XVI. 

Inmediatamente después, se encuentra la entrada del “Jardín Japonés” (Japanese Hill-and-Pond Garden).Se muestra espectacular durante todo el año, con un paisaje en miniatura de árboles y arbustos que han obtenido su forma de nube mediante técnicas especiales de podado. 

Siga por el mismo camino, a lo largo del extremo norte de la explanada de los cerezos. Pase el “Jardín de Rosas Cranford” hasta llegar a la “Colección de Lilas Clark Spenser” (Lilac Collection). La ladera cubierta de peñascos del “Jardín de las rocas” (Rock Garden) muestra un brillante abanico de colores en otoño y también algunos de los signos más tempranos de la primavera. 

Siga hacia el extremo sur del jardín y deténgase a observar los “Arbustos de las mariposas” (Butterfly Bushes) que están repletos de mariposas a fines del verano. No deje de pasear por “La plaza de las magnolias” (Magnolia Plaza) que ofrece un espectáculo impresionante cuando comienza la primavera, estación en la que estas flores fragantes están en su punto culminante. Al pasar el reloj de sol, detrás de la plaza, aparecerá el “Monte de los narcisos” (Daffodil Hill), que luce como un mar de oro en abril. Continúe por ese camino y pase la puerta que lo llevará al “Jardín de las fragancias” (Fragance Garden) en que se exhiben ejemplares seleccionados por sus aromas y su textura, un lugar para ver, tocar, oler las hojas y las flores y estimular así tantos sentidos como sea posible. 

Los jardines orientales

Los japoneses consideran que el mundo es tal y como la imaginación lo crea. No se distingue de uno mismo, de los sueños y la locura. El universo está en constante cambio, en continuo proceso de creación y destrucción, de vida y muerte. Nada es estático, nada permanece y así como las nubes cambian de forma y las estrellas el firmamento, así se mueven las montañas y los valles, aunque demasiado despacio para que lo aprecie el ojo humano. Según una tradición milenaria, dos grandes fuerzas opuestas se revelan en este proceso constante, el yin y el yang , representantes de cada polo sexual. Cada elemento del paisaje pertenece a una y tiene, por tanto, un atributo sexual. El paisaje ideal es el producto del equilibrio de ambas.
Unas complejísimas premisas filosóficas son la base del increible y sutil arte de la jardinería en Japón. Esta tradición se plasma en el sakuteiki, uno de los primeros manuales sobre jardinería escrito por Tachibana Toshituna (1028-1094). Se basa en el Feng Shui, arte universal de equilibrar y armonizar el flujo de energías naturales en el entorno para crear efectos beneficiosos en la vida de quien lo practica. De esta forma, si se disponían los objetos de una manera que no fuera la correcta, era un símbolo de mal presagio. El sintoísmo, por su parte, difundía la creencia de que el mundo está repleto de espíritus, y que estos habitan en las rocas, el agua o las plantas de tal forma que, para no desatar su cólera, se había de extremar el cuidado y las atenciones a estos elementos.
Elementos naturalesEstos jardines, despojados de toda suntuosidad, seducen por la sabia combinación de piedras, arbustos y arena, reflejando la sensibilidad de los japoneses y su amor a la naturaleza. El surco de agua que simula el recorrido de un río es altamente apreciado porque trae al jardín el sentimiento del valle, mientras que las rocas enterradas hasta más de la mitad de su volumen permiten lograr una mayor naturalidad de las montañas. Así, los jardines japoneses cumplen con la finalidad de servir como lugar de meditación donde el ser humano puede interpretar lo que presencia a su modo, concentrando la energía hacia el interior de su espíritu.
En el mundo occidental, se intenta copiar esta forma de crear y cuidar el jardín. Sin embargo, la mera preocupación por lo estético que parecen tener estas réplicas no se tiene en su origen: en Japón, se huye del adorno fácil, tiene su origen en las creencias religiosas y busca una armonía mágica con el entorno y los elementos naturales.
Las rocas son elementos con gran fuerza simbólica, por lo que la elección de la piedra ha de realizarse con sumo cuidado. Debe tener formas artísticas, aunque lo importante es saber aprovechar las ventajas naturales de la roca escogida usando, por ejemplo, las más planas en la confección de cascadas. En cuanto a la disposición de flores y plantas, no debe haber abundancia de canteros y motivos florales. La flor debe ser un toque de distinción, porque de lo contrario desviaría la atracción visual. Un jardín sobrio y visualmente panorámico es el secreto de la elegancia.
La importancia del aguaEl agua es uno de los principales elementos en los jardines orientales, y debe dar la sensación de que brota de la vegetación. Los conocidos como ‘sansui’ eran unos jardines grandiosos que se podían recorrer en barca, surcando el agua del arroyo o de los lagos artificiales con islas . El estanque era el centro de atención, de forma que todo el diseño del jardín giraba a su alrededor y, aunque éste no se encontrase necesariamente en el medio, sí ocupaba un lugar privilegiado.
En los lagos, tiene suma importancia el lugar por donde penetra el agua, normalmente en forma de cascada, que debe ser un punto de interés donde se centre la atención. Además, no es conveniente que pueda verse totalmente desde ningún punto del jardín.
Las cascadas son otro de los elementos característicos de este tipo de jardines, ya que introducen el sonido y el movimiento en el diseño general, de forma complementaria a la del viento que mueve los árboles y el follaje.
Y, por supuesto, también relacionados con el agua, están los puentes, siendo el más característico el constituido por una única laja de piedra o sustituyéndola por un material más barato y menos noble como la madera. Las islas sirven también para crear otros focos visuales de interés.
También existen los jardines secos, que sustituyen el agua por la grava, marcando en ellas formas naturales, simulando arroyos, etc. Las piedras que sobresalen en grupos son, ni más ni menos, las islas donde reposan los elegidos en paz. Son las rocas las que cobran especial importancia y el concepto fundamental es el del equilibrio, equilibrio implícito, asimétrico de formas y esquemas, el equilibrio entre las formas y los colores, el agua y el follaje, entre lo vacío y lo lleno.

Jardines junto al mar

Cuando se vive al lado del mar, o si se dispone de una casa con jardín en la costa para disfrutar durante las vacaciones, es necesario saber que la proximidad del océano afecta a las plantas. Contrarrestar sus efectos es fácil, basta con seleccionar los árboles, arbustos y flores más resistentes y dispensarles los cuidados apropiados.



El principal problema del jardín junto al mar es que el salitre proveniente de él se deposita tanto en las plantas como en el suelo. El agua, que se pulveriza cuando rompen las olas en la playa, viaja con el viento y se posa en el primer obstáculo que se encuentra. Y si la fuerza del viento es muy fuerte y la arena de la playa es muy fina, junto a las gotitas de agua marina, viajan, además, granos de arena.
En estas circunstancias, las plantas más frágiles sufren las peores consecuencias, ya que los granos de arena producen desperfectos en las mismas, el salitre les tapa los poros y la tierra se ensucia con la sal marina. El efecto producido en la planta es el mismo que se produciría si le faltara agua, aunque tenga bastante a su disposición. La sal sobrante, por ejemplo, se acumula en la punta de las hojas, quemándolas. Para combatir esta situación sólo hay que tomar una serie de medidas con respecto a la tierra o el agua.

El terreno idóneo

El terreno arenoso es la mejor elección, ya que el salitre no se acumula en la tierra. Si se opta por una superficie arcillosa, ha de tenerse en cuenta que, junto con la sal, en ella se formará una costra en el suelo que afectará, de forma muy negativa, a la vida de las plantas.
Para el cultivo en tiestos o macetas, aunque se puede usar tierra de tipo arenosa, es más aconsejable utilizar un preparado para plantas que se comercializa en cualquier tienda especializada, que que es ligero y asegura una buena penetración del agua. En este aspecto, cabe destacar que la arena de la playa no debe utilizarse en ningún caso, ya que, además de estar prohibido por la ley, las sales que contienen son muy perjudiciales para los cultivos del jardín.

Regar de forma adecuada

Lo más indicado para regar es intentar recoger agua de lluvia. A pequeña escala, se puede utilizar cubos y palanganas. Por otro lado, hay personas que aprovechan el agua de lluvia que cae sobre sus tejados y discurre por los canalones, conduciéndola a un depósito.
De cualquier forma, las plantas delicadas, tanto del jardín como interiores, han de regarse con agua embotellada o de lluvia. A la hora de hacerlo, hay que pulverizar el agua y mojar bien todas las partes verdes para limpiarlas del salitre acumulado.
Para regar el jardín, lo más cómodo es hacerlo con aspersores. Con el riego por goteo, después de los años, aparecerán problemas de acumulación de sal en los orificios de salida y se tendrán que limpiar o sustituir.

Los cuidados del césped

Aunque muchos céspedes son sensibles a la sal y viven mal en primera línea de mar, algunas especies resisten mejor las condiciones adversas. Las más extendidas son las gramas, un césped rústico que consume menos agua y se siega poco, aunque amarillea con las temperaturas bajas del invierno. Se siembra a partir de primavera o se planta por esquejes. La variedad americana soporta más la sal y apenas amarillea, aunque haga frío. Sin embargo, al ser de hoja más gruesa, no resulta tan cómodo andar descalzo sobre él.
Otra variedad, pero menos extendida, es la Zoysia japónica, un césped muy ornamental, que también consume poco agua y se riega poco. Sin embargo, una de las más utilizadas en zonas costeras, como la del sur de Barcelona, es la llamada grameta de Sitges o grameta de Vilanova, una variedad que proporciona abundante césped, del tipo normal y bastante resistente al agua.

Combatir el salitre

Una forma de evitarlo en una zona reducida es la construcción de una barrera física en la que choque el viento marino, preferiblemente permeable a totalmente opaca. La valla con brezo seco, por ejemplo, amortigua la fuerza del viento con más efectividad que una pared, ya que esta hace que el viento cree un remolino detrás.
Cualquier seto vegetal creado con una planta resistente a la sal es igualmente efectivo. La planta deberá de ser de hoja persistente y que alcance cierta altura. La zona de detrás de la pantalla, que queda protegida del efecto del viento marino es, aproximadamente de una vez y media la altura que tenga la barrera.

Las plantas más resistentes

Como norma general, es importante no comprar plantas delicadas. Para orientarse, lo mejor es fijarse en las de los vecinos y en las que crecen en los jardines de los alrededores, eligiendo la que mejor se adapte al gusto de cada uno. Lo más seguro es que se trate de palmeras, tamarindos, bellasombras… aunque saber su nombre es bastante difícil, por lo que conviene coger un tallo o grabar su imagen en la memoria para, posteriormente, consultarlo con algún especialista.
En cualquier caso, entre los árboles y arbustos más adecuados para estar cerca del mar se encuentran el ciprés, la morera, la palmera, el pino o el palmito. Otras plantas muy resistentes son el aloe, la artensia, todos los cactus, el geranio, el pitus o la yuca, entre otros.

Espectaculares jardines verticales

Si el suelo es sólo un soporte mecánico para las plantas, no es imprescindible para que ellas crezcan y se desarrollen. Ésta parece ser la reflexión inicial del francés Patrick Blanc, pionero en la creación de muros vegetales. Es decir, el agua y los tantos minerales en ella son los elementos esenciales para las plantas, además de la luz y el CO2 del aire, que permiten que se lleve a cabo la fotosíntesis. No hace falta más que observar los ambientes naturales para descubrir varias especies que crecen en superficies verticales, como rocas o troncos de árboles. La selección de las plantas estará condicionada por las exigencias climáticas del lugar, e incluso puede realizarse un jardín vertical en espacios interiores, con la precaución de proveer la luz artificial necesaria. El riego y las fertilizaciones, en todos los casos, se realizarán mediante un sistema automatizado. 
Sus beneficios: actúa como sistema de aislación térmica y sonora, purifica el aire y permite que la naturaleza esté presente en medio de la ciudad, donde la falta de tierra se presentaba como el mayor obstáculo. En otros lugares del mundo, e incluso en nuestro país, esta tendencia va encontrando sus adeptos. 
Es una excelente solución estética para resolver problemas de vistas y para incorporar el verde en sectores reducidos o sin nada de tierra. Un sustrato especial y una estructura de soporte permiten construir este tipo de jardines en altura. 

Pared medianera que se convirtió en jardín vertical de la mano del francés Patrick Blanc y su equipo. Se trata del Edificio Euro Alsace, ubicado en la calle d’Alsace, París. 

Un mosaico de texturas y variaciones de verde se expone como un collage en altura, donde la gravedad parece estar ausente.
El clásico restorán La Brigada de San Telmo. Este jardín vertical fue construido con estructuras de madera y hierro, cubiertas íntegramente con PRFV (poliéster reforzado con fibra de vidrio), con una cascada central fabricada en el mismo material, revestida con pintura acrílica con textura. El proyecto estuvo a cargo de Julián Poggio y Carlos Borges. El árbol bajo la cascada fue realizado con retazos de vidrios reciclados y las plantas elegidas fueron variedades de interior. 

Uno de los trabajos realizados por Canevaflor, una empresa francesa orientada al cuidado del medio ambiente y al desarrollo sustentable. Fue realizado con muros autoportátiles con sustrato ligero en el que se plantan los vegetales. En estos mismos muros se integraron sistemas de riego y de descontaminación.

Un mosaico de texturas y variaciones de verde se expone como un collage en altura, donde la gravedad parece estar ausente.

Este trabajo realizado por el estudio de paisajismo de Matilde Oyharzábal, en colaboración con el Arq. Martín Zanotti, se llamó Espacio “adelante” y fue parte de la exposición Casa FOA 2004. Se trata de la decoración interior de una casa con un largo corredor donde se exhibe un jardín vertical que brota de la pared y se replica en otro similar al fondo del living. 

Un mosaico de texturas y variaciones de verde se expone como un collage en altura, donde la gravedad parece estar ausente.

Los trabajos de P. Blanc pueden verse en varios lugares de Europa, como en Caixa Forum, Madrid. 

Un mosaico de texturas y variaciones de verde se expone como un collage en altura, donde la gravedad parece estar ausente.

“El jardín de los tapices”, realizado por el español Javier Mariátegui, formó parte de la Exposición Internacional del Agua que se realizó en Zaragoza. 

Un mosaico de texturas y variaciones de verde se expone como un collage en altura, donde la gravedad parece estar ausente.

Ubicado en pleno Palermo Soho. Un gran pingüino de enamorada del muro diseñado por Ing. Eduardo Barak. 

CasaCalma, un hotel en plena capital porteña, eligió revestir su fachada con una cortina verde, con su sostén escultórico. Apoyándose en un trabajo de esculturas a cargo de Guillermo Patiño, quien generó un soporte con hilos de acero inoxidable, y con la colaboración de la Arq. Ana Josefina Pessio, la paisajista Cristina Le Mehauté fue la que diseñó este jardín. Seleccionó Akebia quinata para recubrir los hilos, que genera una sensación de transparencia desde las habitaciones. Sistemas de riego por goteo y gaviones de turba son el habitáculo de enredaderas, helechos y diferentes especies. Hoy, sólo por hoy, las macetas están tapadas con Mesembryanthemum, pero el lenguaje es el diálogo entre aceros curvos y enredaderas. Respecto del interior, y sobre la base de no utilizar plantas artificiales, el Ing. Eduardo Barak construyó un muro verde con enamoradas del muro en la planta baja (lobby).