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Algunos datos curiosos de las coníferas

Las coníferas son un grupo de árboles y arbustos gimnospermas conocidos como pinidas que podemos encontrar en muchos de nuestros bosques desde hace 300 millones de años.

Se denominan coníferas porque la mayoría tienen las semillas en forma  de cono (por ejemplo la piña). 
Generalmente, son árboles o arbustos ramificados con hojas sencillas con forma de punta, son hojas que asimilan agujas y son perennes (menos el genero Taxodium y Larix). Son de color oscuro por norma general y se encuentran impregnadas por una resina que evita la perdida de agua.

Estas plantas son bastantes resistentes  y sus cuidados son muy básicos si queremos tener una en nuestra jardín. Además, existen especies de coníferas enanas que son ideales para tener en jardineras y dar un toque especial a nuestro hogar.
Sus usos
Aunque las coníferas dominan muchos de los bosques del planeta, han sido sustituidas en algunos países por otro tipo de árbol o arbusto.

A pesar de eso, estos árboles son muy valorados a nivel ornamental y tienen diferentes usos en la sociedad. Por ejemplo, su madera es muy utilizada para crear papel y para la construcción ya que es bastante blanda.
Especies
Existen alrededor de 600 especies de coníferas que se encuentran en bosques de zonas frías. Aquí os dejamos las más comunes.

Pináceas: Son los pinos, cedros, abetos…
Araucariáceas: Son muy bellas y la más conocida es la araucaria excelsa o pino de Norkfolk. Puede medir 60 metros de altura y tiene forma de pirámide.

Sciadopitiáceas: Solo posee el género pino parasol o pino sombrilla de Japón.

Podocarpáceas: Los más representados son Podocarpus y Dacrydium.

Cupresáceas: Como los cipreses, enebros…
Cephalotaxáceas: Tiene unas 20 especies y son arbustos o árboles más pequeños muy ramificados.

Taxáceas: El ejemplo más representativo es el Tejo.

Curiosidades

Son muy resistentes al fuego. El grosor de su corteza hace que este no queme sus partes vitales y, además, algunas tienen la capacidad de regenerar las zonas dañadas con mucha facilidad.


Como cuidar las coniferas (II Parte)

Los roles de las coníferas en el jardín se puede clasificar en tres grupos:

Aislados:
El aspecto de estas plantas es siempre llamativo y ejerce un poderoso atractivo sobre la mirada. Las de gran tamaño suelen situarse en puntos focales predominantes de jardín, sobre el ue expenden su majestuosa influencia. En términos generales, puede decirse que uno solo de estos ejemplares condiciona con su presencia todo el carácter del jardín en el que se haya plantado, mucho más en el caso, bastante usual, de plantaciones agrupadas de estos árboles, cuyo talante domina y pesa con fuerza sobre el resto de la escena jardinera. Así pues, los grandes ejemplares están indicados para lucir como individuos aislados en áreas predominantes del jardín o para ser plantados en asociación con otros miembros de este grupo botánico.

Las coníferas enanas o de lento crecimiento suelen plantarse asociadas, de modo que sus diferentes cualidades, porte, extura y color, se interrelacionen dando como resultado infinidad de combinados que están siempre dotados de un carácter exclusivo y personal. Las plantaciones hechas con estos vegetales no admiten, por este acento particular, otro tipo de arbustos o leñosas que no sean coníferas, ya que desentonarían de un modo evidente. Una excepción son los brezos, esas pequeñas plantas de flores diminutas, cuya complementación es perfectamente armónica con las variadas formas de cipreses falsos, enebros, pinos, tuyas y otras coníferas de lento crecimiento. El lenguaje común expresado por la conjunción de estos tipos de plantas ha dado lugar a un estilo de jardinería único y original.

Rocallas y macetas:
Las pequeñas coníferas de crecimiento lento admiten ser expuestos en jardines de roca, a ser posible complementados con brezos consiguiendo destacar entre el rugoso aspecto de suelo gracias a sus formas contrapuestas o bien ceñidas a estos paisajes en minitatura. Son muchas las variedades rastreras que completan con su colorido y forma una rocalla contrastando con las plantas utilizadas normalmente en la mismas.

Por otro lado, al crecer de manera tan lenta son ideales para plantar en tiestos y maceteros en los que vivirán con comodidad durante largos años, unos con sus grandes figuran verticales o esféricas y otros con sus portes de desparramados o péndulos.



Setos:
Como plantas para formar cortavientos, pantallas vegetales e incluso setos, muchas coníferas darán un excelente rendimiento, y no solo aquéllas de esbelta figura como cipreses falsos y verdaderos, sino también otras muchas que crecen buscando la verticalidad y soportan las inclemencias climáticas; es el caso de secuoyas, ciertos enebros, cedro japonés y hasta determinados pinos.

Al hablar de setos formales no podemos excluir un clasico que compuso en el pasado aquellos laberintos tan de modo en el Renacimiento: el tejo, una coníferas que se adapta a la perfección a cualquier poda, aunque eso sí, crece con demasida parsimonia. No lo hace así un híbrido que ha revolucionado el concepto moderno de los setos, el ciprés de Leyland o Leilandii, una planta dotada de una extraordinaria velocidad de crecimiento y también muy dócil a la tijera.

Los cipreses son muy utilizados y permiten podas frecuentes. Las Tuyas y entre ellas la Atrovirens se presta ligeramente y resalta por su color verde intenso, su vigor y su adaptación a toda clase de suelos. En general todos los de porte piramidal se prestan a ser utilizados para impedir la vista de zonas no deseadas, teniendo la ventaja frente a algunos árboles el ser las coníferas de hoja perenne.



Plantación 
Para conocer las distancias de plantación, en el caso de las coníferas más que en ningún otro y dada su gran variedad, se deberá conocer con exactitud los tamaños que alcanzan. Así por ejemplo, para un Chamaecyparis Elwoodii basta un radio de unos 3 metros, en cambio un Cedro azul exigirá como mínimo de 10 a 15 metros.

Las coníferas se encuentran en macetas, containers, cepellón, etc., según su tamaño. Una vez libre de la maceta en su caso, o directamente en los otros, colocarle en el hoyo efectuado, cubrir con tierra suelta y apretar la tierra creando una pequeña cubeta que facilite el riego a través del cepellón.

Cuidados
Regar las coníferas recién plantadas a menudo, y copiosamente a partir del mes de marzo, aunque haya llovido, En periodo seco, regar con agua pulverizada el follaje por las tardes.

Como cuidar las coniferas (I Parte)

Las coníferas son un grupo botánico de plantas superiores que engloba a los arboles y arbustos vivos mas antiguos de nuestro planeta. Su característica principal es la de desarollar conos o estróbilos, que son primitivas estructuras de reproducción.



Por regla general son plantas de hoja perenne, las cuales nunca tienen forma plana como las de los castaños, encimas o alcornoques, si no que toman apariencias como de aguja o escama.

La importancia de la coníferas en la composición de los jardines reside en la gran cantidad de formas, texturas y colores que presentan en sus portes y follajes. Las numerosas variedades de jardinería han sido obtenidas aprovechando mutaciones y variaciones espontáneas de las formas naturales, multiplicándolas por esquejes, acodos o injertos. En algún caso concreto dicha obtención ha sido fruto de un cruce o hibridaciones, que luego se reproduce igualmente de modo vegetativo.

Ya hemos señalado que las coníferas poseen un enorme surtido de portes, tamaños, texturas y colores, reflejado en las numerosas variedades disponibles como plantas de jardines y parques. Ellas ostentan los récords más inusitados del mundo vegetal, tales el de mayor altura, (secuoya gigante) el de más longevidad (secuoya longeva), o, en el otro extremo, el de más lento crecimiento entre plantas leñosas, que se da en una de las variedades de ciprés falso.

En cuanto a la forma, este grupo vegetal ofrece el más abanico. Las hay columnares – cipreses -, cónicas – abetos y cedros -, encopadas – pinos-, ovoides – cedro japonés – compatas – tejo -, rasteras -enebros-, y toda la gama que presentan las variedades enanas. La variación en los colores o tonalidades de follaje es también muy amplia, recogiendo muchos matices de verde, amarillo y dorado, azules, grises y rojizos. Entre sus diferentes formas y texturas de hojas se dan aciculares -agujas-, escamas, filiformes, espinosas y ondulares. El restultado de todas estas variadas características se traduce en una enorme diversidad que permite un generoso número de posibilidades para su uso en jardinería, adaptable, a cualquier tipo y dimensión de jardin.

El uso de las coníferas para darle forma al jardín

Las coníferas existen en toda clase de formas y medidas. Y si por sí solas no crecen tal y como nosotros queremos, simplemente las remodelamos. Muchas variedades se dejan podar con todo tipo de contornos y siluetas. Como esferas, bloques o columnas, estas especies dan forma al jardín, convirtiendo así cada creación en un emocionante juego de líneas. Además, el ambiente que quedará en nuestro rincón verde siempre expresará cierta distinción.



De una manera u otra, las coníferas siempre han fascinado al hombre, especialmente a aquél que es aficionado a la jardinería y las plantas. Desde hace siglos se mejoran y se seleccionan las variedades, y cada vez salen nuevos ejemplares al mercado.

Columnas con un aire mediterráneo
Uno de los aspectos que los cultivadores siempre han querido mejorar es la forma de columna. En todo el Mediterráneo las coníferas muy estrechas y erguidas forman una parte importante del paisaje. Muchos lugares de los países mediterráneos quedan dominados por estos impresionantes cipreses esbeltos. Se dice incluso que éstos, a lo largo de la Vía Apia en Roma, simbolizan dos manos orantes hacia el cielo. Tal vez de ahí haya surgido el nombre de ‘árbol de la vida’ que se emplea para designar a algunas coníferas.

Para un jardín privado estos árboles son demasiado grandes. Pero no te preocupes, ya que existen numerosas variedades que tienen el mismo crecimiento estrecho y erguido, y que no se pasan de la raya en cuanto a la altura. Algunas muy bonitas son el ciprés de California, de color azul turquesa (Chamaecyparis lawsoniana ‘Columnaris’), y su variante verde amarillento (Ch. lawsoniana ‘Golden Wonder’).

Coníferas podadas
Una buena idea para el jardín es situar dos coníferas iguales con forma de columna a ambos lados de la puerta principal. Incluso es posible ponerlas en una gran maceta en la terraza o el balcón.

Lo mismo se puede hacer con los ejemplares que se encuentran como una pequeña esfera en un pie. Para mantenerlos en buena forma en el sentido más literal de la palabra, sí que hace falta recortarlas con regularidad. Si no se hiciera, con el paso del tiempo perderían su silueta redondeada.

Inspiración en libros de jardinería
Por supuesto, las otras formas en que se hayan podado las coníferas también se deben cuidar. Ahora bien, no permitas que esto constituya un impedimento para experimentar con ellas. Quien abre un libro de jardinería cualquiera, enseguida verá lo bonito que puede ser un jardín con estas especies contorneadas en bloque o esfera. Y no hay que olvidar tampoco las pirámides y los conos, como el (falso) abeto enano Picea glauca ‘Conica’, de color verde claro.

Los libros con antiguos jardines históricos están repletos de ejemplos semejantes. Si empiezas a experimentar con la poda de estas especies, crearás un entorno muy acogedor, con un claro guiño a la rica historia de la jardinería.

Para todas estas coníferas en forma vale en realidad un solo consejo: hay que partir de variedades que sean aptas para podarlas en un modelo determinado. ¡No todas se dejan manipular! Algunas variedades muy aptas son el tejo (Taxus), la tuya (Thuja occidentalis), y el Cupressocyparis leylandii. Todas ellas tienen pocas exigencias y las dos últimas son resistentes incluso al viento del mar.

A ras del suelo
Para pasar de un extremo a otro: las coníferas también pueden crecer a ras del suelo, como planta tapizante. Incluso existen variedades que más o menos se pueden pisar. Un ejemplo bonito es el enebro rastrero (Juniperus hor. ‘Wiltonii’). Aplicando las formas de columna erguidas, junto con estas variedades de crecimiento plano, obtendrás unas combinaciones impresionantes.

Es otro ejemplo más de cómo se puede crear un ambiente especial en el jardín con estas especies. Quien dé rienda suelta a su imaginación, podrá dar forma a su parterre con todos estos bloques, esferas y columnas.

Conoce un poco mas del pino piñonero

Su nombre científico es pinus pinea, que pertenece a la familia Pinaceae y proviene del término celta pin, que quiere decir montaña rocosa, por la facilidad de estos árboles para crecer en tales terrenos. Pinea es el nombre latino de la piña y hace referencia a la producción de piñones, que es uno de los mayores aprovechamientos del pino.



Originario de los países de la zona del Mediterráneo, es un símbolo de estas tierras, por las que se extiende. A España llegó de la mano de fenicios y romanos.

¿Cómo es?
Se trata de un árbol de extraordinaria robustez, que puede llegar a alcanzar los 30 metros de altura. Su crecimiento suele ser lento y comienza a ser fértil a los 25 años, aproximadamente, hasta los 300. Es muy longevo, llega a vivir unos 500 años.

El tronco es recto y cilíndrico, que da lugar a ramas muy gruesas. Su corteza es resquebrajada y de color marrón con reflejos rojizos.

Cuando es joven, la copa adquiere forma piramidal, que más tarde será redondeada. Las hojas son perennes y en forma de aguja, rodeadas de dos en dos por una envoltura membranosa. Desarrolla unas flores masculinas en forma de cilindro, que se agrupan en numerosos conjuntos, formando espigas amarillas. Las femeninas también están agrupadas en un cono, pero de color verde rojizo.

Dan como fruto las piñas, que poseen en sus escamas piñones, de hasta 15 cm. de longitud. Son muy anchas, en forma de globo y de color marrón brillante. Florece a comienzos del verano, pero las piñas maduran normalmente al tercer año, esparciendo los piñones al cuarto.

“Con respecto a la reproducción del pino piñonero, se realiza sembrando directamente los piñones en un sustrato arenoso y la tasa de germinación es muy alta”, nos explica Íñigo Sánchez, conservador del Jardín Botánico de Jerez de la Frontera.

Cuidados y usos
El pino piñonero suele encontrarse en suelos arenosos y frescos, incluso aparece en dunas costeras, sobre todo en la provincia de Huelva o en el Parque Nacional de Doñana. Forma densos bosques, en los que se cobijan animales en peligro de extinción. Exige mucha luz y un clima cálido, sin heladas, aunque soporta fuertes vientos.

“El riego debe ser muy moderado, pues es una planta que tolera muy bien la sequía y si se riega mucho dará problemas con los hongos”, nos comenta Íñigo Sánchez, añadiendo que “en cuanto a los cuidados que necesita cuando lo cultivamos en nuestro jardín, tampoco precisa muchos. Es una especie muy ‘sufrida’ que sólo requiere de un suelo adecuado para crecer y mucho sol”.

Su beneficio más importante son los piñones, que se pueden consumir frescos o tostados y se agregan a salsas, morcillas o guisos. Además, poseen propiedades balsámicas, como expectorante o para enfermedades reumáticas. También es muy apreciada su madera y la corteza es empleada en curtidurías.
Como ornamento el resultado es formidable, ya que proyecta mucha sombra, es de aspecto señorial y desprende una agradable fragancia.

Cuidado con la plaga del pino

Esta plaga afecta sobre todo a los pinos, de los que son su principal defoliador, pero también pueden verse afectados los cedros y los abetos. Existen muchos métodos para acabar con ellas y no tienen que suponer un gran problema si no contamos con muchos ejemplares en nuestro jardín (es mucho más preocupante en grandes pinares). Antes de decidirnos por cualquiera de los métodos de control de la plaga tenemos que conocer cómo se reproducen y viven estos insectos.



En estado de mariposa los ejemplares femeninos pueden tener una envergadura entre los 36 y los 49 mm, llegando a los 39 mm. en los ejemplares machos. Las alas interiores son de color gris, con intensidades variables en el caso de los machos, y las exteriores de color blanco, con el borde grisáceo. El tórax lo tienen recubierto de pelos, también de color gris. El abdomen, cilíndrico, presenta en las hembras escamas doradas en los extremos y resulta algo más delgado en los machos. La longitud de una oruga puede llegar a alcanzar los 6 mm. con manchas oscuras en el dorso.

Localización geográfica

La Thaumetopea pityocampa Schiff es conocida vulgarmente como ¿la procesionaria del pino¿ debido a su forma de desplazarse en hilera como si fuera una procesión. En España se encuentra tanto en la Península como en las Islas Baleares. También podemos encontrarlas en otros países mediterráneos como Italia, Argelia, Marruecos, Grecia, Turquía, Siria, Líbano, Palestina, Israel, Egipto y Túnez, además de en Francia y Portugal y en algunas zonas de Alemania, Suiza, Hungría y Bulgaria.

Reproducción y comportamiento

A mediados o finales del verano las mariposas hembras ponen los huevos en los pinos. Se guían por la vista y el olfato para localizar las especies, posándose en sus acículas (las hojas de las coníferas, finas y puntiagudas). Ponen entre 100 y 300 huevos, que recubren con las escamas del abdomen, quedando todo como un conjunto único.

En un mes, entre septiembre y mediados de octubre, nacen las orugas que se agrupan en bolsones, su refugio para pasar el invierno. Empiezan a alimentarse en el mismo lugar en el que nacen y según van acabando con la comida se trasladan a otras zonas donde construyen nidos provisionales de seda. Durante el invierno, al atardecer, salen en busca del alimento formando las hileras tan características de este insecto. Cuando llega el frío de la noche regresan a los bolsones donde se resguardan. Al terminar la época invernal descienden una vez más en línea, esta vez hasta el suelo donde se entierran y se convierten en crisálidas dentro de un capullo.

Llegado el verano, las mariposas salen de la cápsula y, tras la cópula, volverán a poner los huevos en nuestros pinos.

Los daños que producen en los árboles

Al alimentarse de la acícula de los pinos, el síntoma primero que observaremos será la pérdida de ésta al secarse y caer. El daño más importante se ocasiona cuando la oruga ya ha crecido y come con más avidez, lo que sucede entre el final del invierno y el principio de la primavera. En árboles adultos raramente se produce la muerte, sí que puede ocurrir en los más jóvenes y débiles que llegan a secarse. En cualquier caso, sí que los debilitará ocasionando que sean más vulnerable a otras plagas como la mosca sierra o el escarabajo Dendroctonus frontalis que afectan a varias especies de pinos y que harán estragos en nuestro jardín.

Aunque, en un principio, las orugas sólo las localicemos en un árbol, pueden extenderse a otros tan rápido como se les agote el alimento, pudiendo contagiar a todos los ejemplares de los que dispongamos.

Además, por su efecto urticante, delimita la posibilidad de disfrutar de las zonas recreativas con pinos y provoca alergias en humanos y animales. No es necesario que toquemos una procesionaria para que nos dé reacción, pues éstas sueltan al aire los pelillos urticantes que las recubren en cuanto se sienten amenazadas. Estas alergias ocasionan irritación de piel, ojos y nariz en los humanos e inflamación de labios, boca y cabeza en los perros.

Control de la plaga

La procesionaria no ataca por igual a todos los tipos de pino. Más afectados se ven tres especies determinadas: el pino canario, el silvestre y el laricio. Éstos serán los preferidos de las procesionarias por delante del pino pinaster, el carrasco y el piñonero. Plantar en casa las especies menos atrayentes a la plaga no es garantía de tener sanos los árboles pero puede resultar un método de prevención válido.

Existen en el mercado otros métodos entre los que elegir, teniendo siempre en cuenta el momento de actuación, el tamaño de la plaga y el impacto sobre el medio ambiente:

Destrucción de los bolsones:

Podemos acabar con ellos de manera manual. Cuando estén bien formados, entre mediados de noviembre y principios de diciembre, los retiraremos del árbol cortándolos para después quemarlos. Existen tijeras orugueras preparadas para ayudarnos en esta tarea y pueden resultar muy útiles ya que disponen de un brazo extensible para alcanzar los que están más alejados. Si el árbol tiene demasiada altura, y con esta herramienta tampoco alcanzamos, se pueden romper con una pistola de perdigones.

Eliminando su guarida, las orugas morirán cuando llegue el frío de las noches de invierno. Para que no les dé tiempo a rehacer el bolsón, es mejor que lo hagamos a última hora de la tarde, cuando han salido en busca de alimento.

Trampas de feromonas:

Pequeñas trampas con feromonas sexuales de la hembra en su interior, colocadas en las ramas de los árboles en la época de vuelo, atraen a los machos de procesionaria. Éstos quedarán atrapados en su interior impidiendo la fecundación y, por tanto, la reproducción de la especie. Aparecen como método válido sólo en caso de infestación baja o como complemento a la fumigación.


Pulverización de insecticidas químicos:

Se puede realizar a lo largo de todo el invierno, cuando las orugas aún jóvenes son más sensibles al producto. Mojando bien los bolsones con los productos químicos podremos acabar con los insectos, a la vez que eliminamos la posibilidad de urticaria, por lo que aparecen como la solución ideal para los jardines y zonas de ocio.
Inhibidores del crecimiento:

Están teniendo mucho éxito gracias a sus buenos resultados y a que son respetuosos con el medio ambiente. Estos productos trastornan algún proceso de desarrollo del animal evitando que termine el ciclo y se vuelvan a reproducir. Efectivos en la fase larvaria de la procesionaria, hay que utilizarlos poco después de que la hembra ponga los huevos.


Barreras naturales:

En la naturaleza podemos contar también con las herramientas necesarias para acabar con la plaga de la procesionaria del pino. Algunos animales se alimentan de ésta y nos ayudarán a mantenerla controlada. Entre las aves insectívoras más eficaces podemos contar con los carboneros y los herrerillos, e instalando cajas anidaderas en nuestro jardín conseguiremos tenerlos en nuestro jardín. Las hormigas, las cigarras y las avispas entre los insectos o las urracas, los cuervos y las abubillas resultan también ideales en esta tarea de eliminación de la plaga.

Abies Alba, el Abeto común

Abies alba, el abeto común o abeto blanco es una especie arbórea de la familia de las pináceas, originaria de las regiones montañosas de Europa. De porte piramidal, tamaño medio o elevado, entre 20 y 50 metros, puede alcanzar los 60 metros de altura, su tronco es derecho y columnar, desprovisto de ramas en su parte inferior, de hasta 6 metros de circunferencia, con corteza cenicienta a blanquecina, lisa y con vesículas resinosas; se oscurece y resquebraja en los ejemplares viejos.



Es un árbol perennifolio, de hojas lineales de 1,5 a 3 cm, planas, solitarias, no punzantes, dispuestas en dos hileras gruesas con dos líneas blanquecinas en la parte inferior; yemas no resinosas. Sus ramas desde el suelo son casi horizontales. Estróbilos erectos entre 10 y 20 cm con escamas tectrices.

Florece durante la primavera de abril a junio. Los conos maduran en el otoño siguiente. Las flores se dividen en conos femeninos (las piñas) y en conos masculinos (donde se encuentra el polen).

Si habitad es en las laderas y umbrías de las montañas, principalmente sobre los suelos frescos y profundos, tanto en los ricos como en los pobres de cal, con óptimo entre los 700 y 1800 metros, pero alcanzando con frecuencia hasta los 2000 m. Requiere un clima húmedo, con sequía estival no muy acusada, perjudicándole mucho las heladas tardías. Se asocia al haya y también al pino albar, cuando este es favorecido; o con el pino negro en su límite superior. En principio no son muy comunes en la peninsula, aunque se han podido ver resquicios de este pináceo en la cornisa cantábrica.

Se distribuye en el norte y centro y algunas áreas del sur de Europa; en España se desarrolla en la zona norte peninsular y especialmente en los Pirineos, encontrándose sus masas más importantes en las provincias de Navarra, Huesca, Lleida, Barcelona y Girona. Alcanza su límite más meridional en el Montseny y Sierra de Guara.

El nombre científico de este abeto, alba, alude sin duda al color blanquecino de su corteza, rica en taninos.

La madera es blanca, ligera, poco resinosa, fácil de trabajar, es muy usada en la construcción, en ebanistería fina, para la confección de instrumentos musicales como órganos y en la fabricación de papel. La corteza es rica en taninos.

La trementina, que se obtiene de vejigas corticales, es un líquido de olor resinoso y sabor algo amargo, que los latinos llamaron lacryma abietis y que gozó de gran fama como balsámico y vulnerario. Sin tratar se conoce con el nombre de resina y se utiliza para calafatear los barcos.

Tiene propiedades similares a las del pino. Las yemas son ricas en resina, y sus esencias principales son el limoneno y el alfa pineno. Las hojas presentan una notable cantidad de esencias, además de glucósidos y piceína. La corteza es rica en taninos y flobaceno. La resina además de ser rica en trementina, tiene cierta cantidad de ácido abietínico.

  • Por vía interna se utiliza como balsámico y pectoral ya que tiene propiedades anticatarrales, antigripales y diuréticas. La infusión se tomará a razón de cuatro tacitas diarias.
  • Por vía externa, es cicatrizante y resolutivo si se aplica sobre abcesos y tumores.
  • Por vía externa como fricción, su esencia de trementina actúa como remedio contra los dolores reumáticos.
  • Se utiliza como desinfectante doméstico. No obstantes debe utilizarse con precaución, ya que la esencia del abeto produce en algunas personas fenómenos alérgicos.

El arbol de Ciprés


El ciprés pertenece a la familia de las Coníferas. Es el árbol que simboliza la unión entre el Cielo y la Tierra. Desde tiempos remotos, está considerado como un árbol simbólico religioso y es también llamado ‘El Árbol de la Vida’ por su larga vida y su perenne verdor. En Grecia y Roma, este árbol estaba relacionado con las divinidades del infierno y se relaciona al culto a Plutón o Hades. También se asocia con el dios de la medicina, Esculapio o Asclepios, con Saturno o Cronos, dios del tiempo y con Apolo (por su copa en forma de llama). Se decía que el ciprés tenía la virtud de repeler hechizos.
En Europa, este árbol es símbolo de duelo y quizás por eso adorna los cementerios. El origen de esta creencia es muy antiguo: las coníferas están asociadas a la idea de inmortalidad y resurrección, ya que su resina es incorruptible y su follaje persistente, pues las heladas del invierno, no consiguen hacerle perder sus hojas. En la tradición cristiana, encontramos este árbol en boca de orígenes que ve en él un símbolo de las virtudes espirituales, pues el ciprés desprende muy buen olor, el olor de la santidad. Representa la esperanza de la vida en el más allá.

Leyendas orientales

En la China antigua, las semillas de este árbol se usaban para asegurarse longevidad y se decía que si se frotaban los talones con la resina del ciprés, se podía andar sobre las aguas, pues el cuerpo se volvía ligero. En Japón, los cetros de los sacerdotes se hacían de hinoki, una variedad del ciprés. Y los fuegos rituales se encendían frotando dos trozos de madera de este mismo árbol. Igualmente, esta madera es la que se utilizaba para la construcción de los templos.
cipreses campo de cipreses 
También el Islam fue cautivado por la belleza y serenidad de este árbol. Las tumbas musulmanas de Anatolia, Turquía, están decoradas con representaciones de cipreses y en el Palacio Imperial de Topkapi, en Estambul, encontramosmosaicos con siete cipreses representados. En España, concretamente en el Generalife de la Alhambra de Granada, podemos contemplar la belleza de este árbol: los cipreses centenarios, de más de seis siglos de vida, hacen de este paseo un lugar que difícilmente puede caer en el olvido.

Propiedades terapéuticas

Ya en el siglo I d.c, el médico griego Dioscorides mencionaba las propiedades curativas del ciprés como diurético, contra la disentería, contra las hemorragias, etc. Debido a sus propiedades vasoconstrictoras, el ciprés es utilizado para tratar las enfermedades relacionadas con el aparato circulatorio que estén relacionadas con el sangrado o inflamación de las venas, tales como varices y flebitis.
ciprés en un castillo ciprés grande
Uno de los componentes del ciprés, el tanino que está presente en sus frutos, está especialmente indicado para acelerar la curación de las heridas, ayudando a cicatrizarlas y detener el sangrado. Por ello, es muy útil cuando se presentan problemas de diarrea, hemorroides, sangrado por la nariz, hemoptisis, etc. Otro de sus componentes es un aceite esencial rico en sustancias que le otorgan numerosas propiedades (astringente, antiséptico, tónico, vasoconstrictor, antirreumático, diurético, calmante de la tos, expectorante, etc), por lo que es muy utilizado entratamientos para resolver problemas de: tos, catarros, bronquitis, faringitis, gripe, asma, sinusitis, acné, sudoración, sabañones, seborrea, hernias, úlceras y heridas abiertas, etc.
cipreses en el río río
La industria farmacéutica utiliza el aceite esencial del ciprés en la composición de algunos medicamentos e igualmente es utilizado en cosmética debido a sus numerosas propiedades.

Cedro de Atlas

Es un cedro nativo de las montañas del Atlas de Argelia y de Marruecos. Es un árbol de tamaño mediano a grande, de 30 a 35 m (raramente llegan a 40m) de alto, con un diámetro del tronco de 1.5 a 2 m. Es común en cultivo en climas templados. En los diseños de jardines son utilizadas más frecuentemente las formas glaucas que se plantan como árbol ornamental.

Características
  • Son grandes árboles, de 25 a 50 metros de altura.
  • Las hojas son perenne y cortas, un poco puntiagudas, pero más largas (de 3 a 6 cm) y más flexibles.
  • Su copa, afilada durante su juventud, toma una forma tabular característica a partir de los 30 años.
  • Sus ramas son muy horizontales.
  • Pueden vivir más de 2000 años.

El árbol cedro

Es un género de las coníferas (Pináceas), originario del Medio Oriente y del Himalaya, del que forman parte varias especies de árboles de gran tamaño, de madera olorosa, copa cónica overtical, muy utilizados para la ornamentación de parques.
El cedro es el árbol símbolo del Líbano y su silueta figura sobre la bandera de este país.
Existen cuatro especies de cedros:
  • Cedro del Líbano
  • Cedro del Atlas
  • Cedro de Chipre
  • Cedro del Himalaya