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Una técnica que se utiliza para evitar la podredumbre de tallo (lo que los mata recién nacidos), es sacarlos del semillero justo en el momento en que el color del tallo pasa de verde a violeta, para después volverse ocre.
Cuando comienza a ponerse violeta, se sacan del semillero, se les corta con un cuter o cuchilla MUY afilada el tallo por encima de las raíces hormonas de enrizamiento y se plantan en arena PURA (la misma del semillero).
Si esto te parece arriesgado los mantienes en el semillero hasta la primavera siguiente o incluso antes, ese mismo otoño. Es importante en las coníferas eliminar la raíz pivotante (la continuación del tronco), ya que de lo contrario, esta se alargaría un montón y no produce raíces secundarias.
En este estadio del árbol, trasplantar a raíz desnuda no es peligroso, por lo que, o aprovechas para conseguir un cepellón correcto, o difícilmente lo conseguirás. Trasplanta a arena mientras estés haciéndolo crecer.
Cuando el árbol tenga que pasar a maceta de Bonsai, ya tendrás tiempo de mezclara con akadama, de momento lo que interesa es mucho abono, mucho riego, mucho sol, mucho aire (a las raíces), y mucha, mucha, mucha, paciencia. Una conífera desde semilla, puede convertirse en el mejor árbol del mundo, siempre que su cultivador disponga de TODA una vida por delante.
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