Anuncios Patrocinados
Sé que es un tema polémico y me arriesgo: hay quienes están muy afines a la idea de la fumigación como solución (o mejor aún como previsión de muchos problemas) y hay quienes están rotundamente en contra, argumentando que es posible e igualmente eficaz (aunque signifique un poco más de esfuerzo) el control natural de plagas e insectos.
Desde aquí, no tomamos una posición en especial: opinar no nos corresponde, pero sí informar, compartir conocimiento especialmente pros y contras con el sólo propósito de contribuir a tomar una decisión. Partiendo de esa base, lo primero que señalo es que la situación ideal es trabajar estos aspectos como forma de prevenir ya que en este caso, la “agresividad” es menos y se requieren menos dosis de químicos y/o tóxicos.
Entonces, si hablamos de prevenir, por cierto sí es muy buena idea, cultivar aromáticas de las que más repelen los insectos, entre ellas albahaca y lavanda. Obviamente, esto no tendrá buenos resultados si estás en plena crisis y los insectos están haciendo estragos ya.
En ese caso, el primer y fundamental paso es saber exactamente qué plaga te está azotando, es decir qué insecto o qué depredador (podrían ser caracoles, babosas u otros problemas). Determinarlo con precisión hará posible que compres el tóxico correcto y con el menor espectro de acción posible, para evitar dañar otros insectos beneficiosos u otras formas de vida que no quieras alterar ni perjudicar.
Una vez que halles el producto correcto, asesórate acerca de frecuencia y dosis necesarias a utilizar. De nuevo se trata de ser lo menos agresivo posible con el ecosistema y lograr los efectos deseados.
Anuncios Patrocinados