Algunos datos adicionales del girasol

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Cuando mencionamos el nombre del girasol nos viene a la mente una flor gigante, con un tallo extremadamente grande y unos pétalos mayúsculos. Y no es para menos. Los girasoles pueden llegar a medir más de 3 metros de altura y sus flores alcanzar los 30 centímetros de diámetro. Como veremos, esta planta también es ideal para nuestro jardín y presenta una diversidad de variedades dividida entre dos grupos: los girasoles anuales y los perennes.



Se cree que el cultivo del girasol se remonta al año 3.000 a.C., en el territorio que hoy es el norte de México y el oeste de los Estados Unidos, donde las tribus indígenas de Nuevo México y Arizona lo utilizaban para su alimentación. Tras la colonización, los españoles llevaron el girasol a Europa, donde durante un largo tiempo se usó como planta ornamental por su llamativa inflorescencia. No fue hasta el siglo XIX que se explotó el cultivo para la extracción del aceite para la alimentación.

Los girasoles reciben el nombre científico genérico de Hellianthus, y se dividen en variedades anuales (Hellianthus annus) y perennes (Hellianthus decapetalus). El girasol comercial es del tipo anual, de los cuales existen diversas variedades: las gigantes como “Russia Giant” o “Tall Single” de hasta 3 m de altura y flores de 60 cm de diámetro; las enanas como “Sungold”, con sólo 60 cm de altura y flores dobles de color dorado; y una planta intermedia es la “Autumn Beauty”, de 1,5 m de altura y flores de colores variados desde el amarillo al rojo. Por lo que a los girasoles perennes se refiere, las variedades son muy abundantes: “Maximus”, de flores sencillas y hasta 2,4 m de altura; “Lodon Gold”, con flores dobles y una altura de 1,5 m; las “Triomphe de Gand” y “Soleil d’Or” son otras de las formas recomendables para jardinería.

El girasol es una planta poco exigente y muy adaptable también al cultivo de secano, aunque el riego aumenta su productividad. El tipo de suelo tampoco es esencial, aunque, como siempre, debemos realizar un buen aporte de materia orgánica así como un buen drenaje. Para la ubicación de nuestro girasol deberemos tener en cuenta que la planta esté en el sitio más soleado posible y preferiblemente a pleno sol. Sembraremos las semillas a principios de primavera, a unos 3 cm de profundidad, preferiblemente en grupos de dos o tres. Posteriormente, las aclararemos para dejar sólo una planta.

Durante la etapa de crecimiento, deberemos regarla evitando el estancamiento de agua y aplicar abono líquido si queremos que crezca mucho. Para las especies perennes deberemos tener en cuenta que, a lo largo del tiempo, las plantas degeneran y, por tanto, deberemos desarraigarlas y dividirlas con una frecuencia aproximada de cada tres años. El girasol es una planta que no aguanta bien los transplantes y por eso es recomendable sembrarlos directamente en el espacio donde deban crecer (macetas o jardín).

Ahora estamos en la época ideal para iniciar la siembra de nuestro girasol. Abonad la tierra, preparad un buen drenaje, haced un agujero, echad las semillas y… ¡a esperar! El girasol dará sus flores durante todo el verano y hasta incluso hasta el otoño. ¡Buena suerte!


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