Conceptos básicos de la fertilización

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Muchas veces, los principales nutrientes que necesitan las plantas (nitrógeno, fósforo y potasio, en ese orden de importancia) no se encuentran en las cantidades ideales en el suelo, y cuando esto pasa ellas no crecen con total plenitud. Los jardines que constantemente se enferman y tienen ataques de hongos o insectos denotan, en general, bajos niveles de nutrientes en el suelo. Para solucionar estos problemas debe fertilizarse el sustrato regularmente.



Se suele llamar fertilización al aporte de productos que suministran elementos nutritivos para las plantas. Se llama enmienda al aporte de ciertos productos destinados a mejorar algunas cualidades del suelo, estos productos también aportan cantidades más o menos importantes de elementos nutritivos. Por ejemplo, la enmienda orgánica o lombri compuesto tiene por finalidad aumentar el contenido de humus en el suelo, la enmienda caliza tiene por finalidad primordial rebajar la acidez del suelo.

Existen algunos indicadores que muestran la falta de algún elemento. Por ejemplo, el trébol que invade la mayoría de los céspedes advierte que el nivel de nitrógeno en el suelo es muy bajo. Para evitarlo hay que colocar, cada 30 o 45 días, un fertilizante con este elemento para poder reponer el que consume el césped. Esto será más económico y sencillo que aplicar un herbicida selectivo para eliminar el trébol.

ELEMENTOS QUÍMICOS DE LOS FERTILIZANTES

Se dividen en elementos primarios, secundarios y micro elementos. El nitrógeno, el fósforo y el potasio pertenecen al primer grupo. Los cultivos los necesitan en grandes cantidades, superiores a las que muchas veces están disponibles en el suelo.

Los secundarios son el calcio, el magnesio y el azufre. Éstos también son utilizados en grandes cantidades, pero habitualmente se encuentran en el sustrato.

Los micro elementos -hierro, manganeso, zinc, cobre, molibdeno, cloro- se necesitan en pequeñas cantidades, pero si no se encuentran disponibles bloquean la absorción de los elementos primarios y secundarios.

¿PARA QUÉ SIRVE EL NITRÓGENO, EL FÓSFORO Y EL POTASIO?

Nitrógeno: Básicamente hace que las plantas tengan un buen desarrollo de hojas y color verde intenso. Hay que agregarlo periódicamente ya que se pierde con facilidad con el riego y la evaporación. En el césped, las aplicaciones de este nutriente hace que se vea más verde y con hojas más grandes y desarrolladas, pero hay que tener cuidado de no excederse ya que puede provocar quemaduras.

Fósforo: Su deficiencia origina un desarrollo débil y hojas de menor tamaño, con tonalidad azul verdosa. En florales interviene en la floración y en la formación de los frutos. En el césped, interviene activamente en el desarrollo de las raíces. En general, se aplica con la resiembra para que se implante mejor.

Potasio: Ayuda a la asimilación de hidratos de carbono y su acumulación en los órganos de reserva. Este elemento favorece la resistencia de las plantas a la sequía, el frío y las enfermedades. En el césped contribuye a que adquiera resistencia al pisoteo.

TIPOS DE FERTILIZANTES

Los fertilizantes químicos pueden ser los siguientes: triple 15, urea, fosfato diamónico, cloruro de potasio, entre otros. Los orgánicos son: el lombri compuesto, el humus de lombriz y la harina de huesos, entre muchos otros.

Para lograr que las plantas tengan un buen estado de sanidad, debe aplicarse 1,5kg de triple 15 cada 100m2 una vez cada 30 a 45 días, en primavera y en verano, si el suelo tiene buen drenaje. Si esto no fuese así, las aplicaciones hay que hacerlas cada 60 días. En árboles, incorporar 100g de triple 15 por año de crecimiento aplicado en la perpendicular de la copa proyectada hacia el suelo en 5 o 6 perforaciones. En el césped es recomendable aplicar 1,5kg de fosfato diamónico cada 100m2, previo a resembrar. En primavera debe fertilizarse cada 30 a 45 días con sulfato de amonio para reponer el nitrógeno del suelo que consumió la resiembra de invierno.

En un jardín lo más recomendable es hacer un balance entre fertilizantes químicos y orgánicos. Debe aplicarse regularmente, en primavera y verano, humus de lombriz en la superficie para mejorar la estructura del suelo. Este producto tiene la particularidad de darle esponjosidad a suelos compactados y estructura a los arenosos.

En suelos pobres y arcillosos conviene hacer este tipo de aporte cada 45 a 60 días. Luego de aplicarlo sobre la superficie es conveniente incorporarlo en el sustrato ya que los micro organismos que lo componen son muy sensibles a la luz y al calor. En canteros conviene incorporarlo con un escardillo y, en césped, mediante riego o después de haber realizado una descompactación con saca bocados.

También existe otro grupo de fertilizantes llamados foliares. Son fertilizantes líquidos que pueden aplicarse pulverizando las hojas de las plantas. Es un error común creer que el fertilizante foliar reemplaza a los fertilizantes que se aplican en el suelo. Éstos son sólo un complemento. Lo ideal es aprovechar cuando se pulverizan las plantas con algún fungicida o insecticida y mezclar un fertilizante foliar en el mismo pulverizador.
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