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El agua es un poderoso elemento visual en el jardín.
El agua sugiere relajación, serenidad, sosiego, frescor… Ejemplo: el murmullo del agua de un surtidor brotando.
Procura ubicar el estanque en una zona de reposo, lejos de la casa, por ejemplo, a un lado del jardín.
Una área que se encharque con facilidad puede ser el sitio ideal.
Elige un emplazamiento ligeramente sombreado, donde dé el sol durante unas 5 ó 6 horas al día. A pleno sol todo el día el agua se recalienta demasiado y proliferan las algas; tampoco es bueno para los peces y plantas.
El lugar debe estar resguardado del viento porque éste evapora agua y se perturban los chorros de las fuentes.
El estanque es mejor que no tenga cerca árboles de hoja caduca, tanto por las hojas que caen en otoño, como por las raíces que pudieran dañar la estructura y su impermeabilización.
El diseño del estanque puede ser más natural, con curvas, o artificial, con diseños geométricos.
En jardines muy pequeños, mejor estanques geométricos.
Una idea muy aparente es comunicar estanques entres si colocados a distintas alturas.
Las fuentes y cascadas previenen la formación de algas y oxigenan el agua para los peces.
Una pequeña fuente consigue enmascarar el ruido molesto de la calle y atraer a pájaros para beber.
En el estanque conviene que halla una fuente para oxigenar el agua, aunque sea de esas pequeñas que lanzan un chorrito a poca altura.
Un estanque permite el cultivo de Plantas Acuáticas, por ejemplo, Nenúfares.
Ojo a los niños pequeños con los estanques. Protégelo con una malla metálica.
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