Anuncios Patrocinados
Un entorno privilegiado como es el de la Sierra de Badaya fue oculto durante años como un tesoro. En las ruinas del Monasterio de Santa Catalina, las hiedras, los musgos líquenes y otros elementos naturales aprisionaron la piedra para que no cayera y mantuviera su gallardía. Mucho tiempo tuvo que pasar para que la naturaleza hiciera su trabajo y el ojo del hombre se percatara de lo singular de este rincón. Hoy se ha convertido en el Jardín Botánico de Santa Catalina abierto para que el visitante disfrute de la combinación de la historia y la botánica.
En su recorrido se puede disfrutar de las plantas autóctonas y de diferentes especies traídas de lugares más o menos lejanos como las araucarias chilenas, helechos arbóreos de Nueva Zelanda, cactus argentinos, un olivo milenario, entre otros.
Anuncios Patrocinados