La poda de Plantas y Arbustos

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La operación de poda más sencilla consiste en cortar (pellizcar) entre dos dedos el brote terminal de la planta, para favorecer el crecimiento y la florescencia de los otros tallos. Nuevas ramitas y capullos se forman entonces, aprovechando las sustancias nutritivas que por este procedimiento quedan ahora disponibles.



Corten las flores marchitas de sus plantas vivaces, para evitar que se agoten y favorecer el desarrollo de nuevas flores, ofreciéndoles una agradable florescencia de final de temporada. Utilicen unas tijeras de podar, o para trabajar más rápidamente una cizalla.

A la mayoría de las especies se les pueden limpiar sus ramas muertas durante todo el año: corten la rama muerta o enferma justo encima de un nudo o de una yema, en la parte sana de la rama. Acorten a la mitad los tallos largos. Tengan en cuenta la época de floración.

Los arbustos que florecen en invierno o en primavera forman, durante el verano, las ramas que llevaran las flores al año siguiente. Si se podan antes de la floración, se corre el riesgo de suprimir algunos brotes. Procedan justo después de la floración, a finales de la primavera o a principio del verano.

Cuando la floración tiene lugar en verano o en otoño, las flores se marchitan al final de la época de vegetación. Hay que efectuar pues la poda durante el invierno, en febrero – marzo. El largo de las ramas a podar varía según las especies de arbustos.

Tendrán que cortar justo por encima de un nudo o de una yema, los tallos próximos al tronco o a las ramas principales (con las tijeras de podar o la cizalla). La cicatriz tiene que quedar limpia (afinen con la podadera), y se debe untar de alquitrán o de un producto cicatrizante.
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