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Con la llegada del otoño en el hemisferio norte se comienzan a ver las primeras plantas de temporada de Viola cornuta. Son “hermanas” de la popular Viola x wittrockiana, conocida popularmente como pensamiento. Su aspecto es muy similar aunque la planta es más compacta y sus flores son algo más diminutas y su floración mucho más abundante.

Su nombre científico es el de Viola cornuta y pertenece a la familia de las violáces. También se la conoce popularmente con nombres como Violeta, Violeta cornuda, Violeta de los Pirineos. Es originaria de la región mediterránea europea y está considerada como un endemismo de los Pirineos y de la Cordillera Cantábrica en España. Curiosamente está incluida en la lista roja de especies en peligro de Andorra.
La Viola cornuta es una planta perenne de hojas de color verde intenso. De oblongas a redondeadas, ovaladas y bien pecioladas que crecen desde la base de la planta. Su tamaño como planta se puede situar entre los 10 y 25 centímetros de altura.
Sus flores son bastante más pequeñas que las de la Viola x wittrockiana, estas son olorosas y son utilizadas en la decoración en gastronomía, siendo comestibles.
El colorido de sus flores puede ser muy variado ya que al ser una planta ornamental, constantemente aparecen nuevas variedades en las que el color de sus flores es la mayor novedad. Como tónica constante está el bicolor en sus flores, siendo los dominantes los azules, el violeta oscuro y el amarillo en estas combinaciones.
Como decimos, su floración se centra en el hemisferio norte durante los meses de septiembre a principios de abril.
El cultivo de la Viola cornuta es muy sencillo y se comienza mediante la siembra de sus semillas a finales del verano. Su ubicación en el jardín es a pleno sol y el terreno debe de ser rico en materia orgánica.
La Viola cornuta es utilizada como planta ornamental en maceta dentro de las plantas de temporada en otoño. Lo más normal es utilizarlas para la creación de rocallas, macizos y borduras, aunque es cada día más habitual disfrutarlas de forma individual o en pequeños grupos en patios, terrazas, balcones… e incluso en el interior del hogar como pequeño detalle de flor. En tal caso, se recomienda ubicarlas lo más cerca posible de las fuentes de luz como son las ventanas.
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