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Hasta la comida más trivial tiene un toque diferente cuando se utilizan hierbas frescas. Mi favorita es la albahaca, cuyo aroma me cambia automáticamente el humor. Además es la compañera ideal de pastas y ensaladas, y es una combinación ganadora con tomates y quesos.
Entonces, para tener albahaca siempre al alcance de la mano ¿porqué no cultivarla en nuestra propia casa? Les aseguro que es muy fácil, y que con mínimos cuidados la albahaca de maceta crece tan bien como la de un jardín.
Comprando unas semillas de albahaca, una maceta alargada y algo de abono podemos comenzar con el cultivo de esta hierba tan útil. Hay que plantar varias semillas y los plantines aparecen en pocos días. En ese momento se deben eliminar los brotes menos desarrollados para favorecer un buen crecimiento de los mejores ejemplares.
El mejor lugar de la casa para ubicar la albahaca en maceta es cerca de una ventana que reciba luz del sol. Los peligros más grandes para que una planta prospere son las heladas (no se olviden de cerrar la ventana a la noche) y el exceso de riego. Para evitar esto último sólo hace falta asegurarse de que la maceta tenga buen escurrimiento.
La siembra de la albahaca se da mejor en primavera, pero si el clima no es excesivamente frío la albahaca plantada en maceta puede crecer en otoño o verano. Una vez que la planta comienza a dar hojas grandes, estas se pueden ir podando para su uso.

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